Alonso Quijano pierde el juicio:
«se enfrascó tanto en su lectura, que se le
pasaban las noches leyendo de claro en claro y los días de turbio en turbio; y
así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro de manera que vino
a perder el juicio.»
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Acrílico sobre lienzo ( 90 x 70 ) |